Sin embargo, las redes sociales se convierten en un problema cuando éstas comienzan a ser nuestro referente fotográfico.
La mayor parte de la gente comparte sus fotografías como un modo de reflejar parte de su vida en las redes sociales.
Hay muchos aficionados a la fotografía y profesionales que parecen no entender que si quieren aportar un valor diferente en las redes sociales, han de hacerlo con criterio.
Un criterio que, repito, debe ser fruto de su propia cultura fotográfica. Muy pobre en demasiadas ocasiones. Pelearse por tres comentarios más o menos, concursos semanales y otros galardones sociales resulta ser un círculo incompleto donde los halagos al fotógrafo se convierten en su peor enemigo.
Unos halagos que retroalimentan falsamente nuestro propio ego.
Y es que la sinceridad no es buena compañera muchas veces. Encontrar una crítica sincera, educada y responsable en las redes sociales
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